Lunes, 26 de Septiembre,
Finalmente, hemos decidido ir hacia Uvita. Por la mañana hemos solucionado los problemas del coche. Han venido a traernos uno nuevo que sí le funcionara el cierre centralizado. Nos lo han traído a las 10 de la mañana, y mientras hemos paseado por la playa (muyyyy larga, como 3 kilómetros o así, ida y vuelta), desayunado en un hotel pijo una tortilla francesa con jamón, bacon y jugo de melón y hemos salido del hotel.
Nos hemos ido camino hacia Uvita. Hemos comido a mitad de camino y, cuando hemos llegado, hemos reservado en un hotel con bosque privado y hemos bajado a la playa «Hermosa». Era hermosa, pero no ha parado de diluviar en la hora que hemos estado en ella.
Después hemos bajado al Parque Natural Marino Ballena, y nos hemos colado (porque ya estaban cerrados) y hemos visto que no vale la pena pagar mañana. Ahora investigaremos si pagamos 56$ por persona para ver ballenas mañana, o seguiremos ruta hacia el sur.
Martes 27,
Nos levantamos en Uvita, y salimos rumbo a Puerto Jiménez. Nos ha dicho Yesi (la guía que tendré en Corcovado) que el viaje son tres horas y media, por lo que salimos pronto. Nos pegamos un desayuno/almuerzo muy chulo antes de coger la carretera que tira hacia la península de Osa, y llegamos bastante antes de las tres horas y media a Puerto Jiménez.
Nos salimos en todas las playas que había por el camino y vamos haciendo fotos.
A las cinco llegamos a casa de Yesi, nuestra guía. Esta su hija María con ella, y es poco mas que una choza de madera con nevera, tele e internet. Pero nos quedamos y nos pone una tienda de campaña en una especie de anexo con suelo de hormigón.
Miercoles 28
Salida hacia Parque Nacional Corcovado. Nos levantamos a las 3.30 de la ¿mañana? Bajo un increíble cielo despejado lleno de estrellas para llegar pronto. Miriam se queda en carate y yo me voy caminando… Snif.
En carate se camina 3km para llegar hasta Estación La Leona y ahí empezamos la travesía hacia sirena caminando unos 17 Km de distancia y aproximadamente unas 7 horas, en este sendero se camina partes por la playa y partes por la selva hasta llegar a la Estación en Sirena.
Por el camino veo koaties o pisotes. He visto de todos los tipos y formas: solos, en manada, mamá con bebé, subidos a los árboles y corriendo por el suelo… Lo más espectacular, uno muy caradura que se estaba comiendo un nido de tortugas.
Totalmente descarado, para junto a nosotros y se pone a escarbar para sacar mas huevos. Hay un vídeo que subiré cuando tenga internet.
En el camino hay que pasar tres ríos: Dos pequeños, pero que requieren quitarse las zapatillas, pero el río Sire
na tiene unos 20 metros de ancho, y una profundidad con la marea baja de 1 metro. Hay que subirse la mochila encima de la cabeza, y cruzar rápido vigilando que no vengan los cocodrilos.
Llegamos a la estación Sirena, un claro en medio del bosque con unos edificios, perfectamente. Los baños de la estación son excelentes y una ducha con agua fresca nos dejan nuevos para disfrutar del atardecer y descansar.
Miriam: Estancia en el hotel Lookout Inn Beach Rain-forest Eco Lodge
Jueves 29:
Raúl: Parque Nacional Corcovado.
Me levanto a las 6, y damos una vuelta por el parque. La vegetación es increíble, y lo más curioso del camino es un pájaro carpintero, picando en el árbol para hacerse una casa (hay vídeo) y unos jabalíes salvajes con muy mala leche, que nos
dieron un susto importante (creo que fue mutuo) y nos miraban muy amenazantes.
A la vuelta para comer, otro guía que iba caminando con un guiri, dice que tiene una bombolla en el pie y que si puede dejar al guiri con mi guía. Alucinante…
Le digo a mi guía que es un poco jeta, y ella me dice que si, que no es profesional por su parte y que hagamos lo que yo quiera. A ver si mañana amanezco con el cuello cortado…
Se ha puesto a llover un poco, y estoy esperando a ver si podemos salir otra vez. A la una y medía, le digo a Yesi que nos vamos aunque llueva. Nos armamos con el impermeable, salimos del refugio y…. ¡Deja de llover! Ale, perfecto. La marcha transcurre perfectamente, y pasamos por unos parajes muy bonitos, aunque no vemos ningún animal más. Encontramos huellas de Tapir y de Puma, pero solo eso. El ultimo sitio que vimos fue un ensanchamiento del río claro, con un agua transparente, pero los cocodrilos no hacían aconsejable el baño.
A la noche, mientras estoy apaciblemente preparando mi maleta, alguien grita: «Tapir!!!!!». Y era cierto… En mitad del claro de la estación Sirena, un tapir pastando apaciblemente. Tiene narices, horas caminando buscándolo, y viene él a verme. Mientras está aquí el tapir, se pone a llover, primero poco y después a mares. Esta es la única foto… Mi móvil de noche no da para más, y la cámara buena la tiene Miriam.
Cenando en la estación conozco a una pareja, y les comento sobre el paso del Río Sirena, y si han visto cocodrilos. La chica se pone blanca y dice: «¿Cocodrilos? ¿Qué cocodrilos?». Yo le comento si no sabía que en el río hay cocodrilos y si su guía no se lo había dicho. Me dice que no, visiblemente nerviosa. Jajaja. Pobrecita, le habían escondido los peligros…
Miriam: Estancia en el hotel Lookout Inn Beach Rain-forest Eco Lodge
Viernes 30:
Raúl: La vuelta se antoja divertida. Ha estado lloviendo toda la noche, y me he despertado varias veces. Siempre lloviendo. Finalmente, Yesi me despierta a las 4.30, totalmente de noche para empezar la marcha. Lo primero que descubro es que algo ha atacado mi bolsa de plátanos y se ha comido la mitad. No pasa nada, porque estaban ya pasados, pero ¡qué descarados son los bichos! Salimos, bajo una lluvia muy ligera y empezamos a avanzar de noche.
Según amanece, llegamos al Río Sirena, que hay que cruzar. En vez de hacerlo por el lado profundo, lo hacemos desde el mar, esquivando a los cocodrilos. La vuelta es un poco decepcionante a nivel animales. No vimos ni uno nuevo. Los típicos koaties, cuatro pájaros de colores y poco más. Además, los pies duelen ya bastante y la vuelta es dura. Menos mal que a mitad de camino, Yesi cazó unos cocos, de los que dimos cuenta en modo «beber agua de coco» y «comer coco» muy rápidamente. Finalmente, nos encontramos con Miriam en la playa. Nos vamos a tomar un cerveza y una cocacola, y rumbo a Manuel Antonio!
Al llegar a Manuel Antonio, nos alojamos en un hotel muy cuco, con piscina interior y cenamos en el restaurante «El avión«, que está dentro de un avión de carga y con vistas al parque nacional. Nos tomamos dos megahamburguesas.
ENLACE: Fotos de Miriam en los dos días en Carate.
Sábado 1 de Octubre:
Visita al Parque Nacional Manuel Antonio. Hemos dejado en el hotel para que nos limpien la ropa. Una bolsa llena de ropa radioactiva que esperamos que vuelva seca y oliendo mejor…
ACTUALIZACIÓN: Hemos estado todo el día en el parque. La verdad es que el parque es muy bonito, pero los caminos empedrados, su pequeño tamaño, la cantidad de gente y el agobio de los aparcacoches, vende cocos, guías, ofrece hamacas… Parece un poco DisneyLand. Aún así, es un sitio mucho chulo, muy parecido a Corcovado, aunque dejando de lado el tema salvaje.
Primero, hemos ido a la cascada, donde hemos sido malos y nos hemos salido del camino, aleccionados por un panchito.
La verdad es que hacía tanta calor, que nos hemos metido al agua fresca de cabeza…
Después, hemos empezado a recorrer el parque, y hemos ido a la playa de los gemelos, llamadas así porque son dos playas simétricas, aunque el camino sólo llega a una de ellas.
Miriam y yo hemos saltado solos a la parte sin acceso, y hemos estado un rato allí viendo las islas de enfrente, y bañándonos un ratete…
Después, ya hemos dado vueltas por el parque, y hemos estado un rato tumbados a la bartola en una playa, llena de gente.
Ya al irnos, hemos ido a comer, momentos antes que se desatara el diluvio universal… La idea era ir a dormir a Monteverde y, si se hacia tarde quedarnos a dormir por el camino. Pero ha llovido como no lo hemos visto nunca y, cuando se ha hecho de noche, era peligroso ir conduciendo y nos hemos vuelto a parar en Jacó a dormir. Nos
hemos metido en un hotel cutre que flipas y mañana saldremos prontito. Ahora, a cenar….