Hace unos meses, un amigo me regaló un libro. Venía de unas sesiones de creatividad que lo habían dejado sorprendido y llevábamos varías sesiones de Rubias Espumosas discutiendo sobre estos temas. Había comprado (supongo…) uno de los libros y la autora, Diana Orero, me lo había dedicado…
Ante un gesto tan generoso (de los dos), no puedo ser menos. Si ella ha tenido el detalle de, sin conocerme, dedicarme algo que seguro es muy querido para ella, yo no puedo ser menos que dedicarle unos minutos de mi tiempo y de mi espacio web en comentar su excelente obra. Inspiritismo es una palabra inventada, pero maravillosa… Describe a la perfección el espíritu del libro y lo que la autora transmite con él.
Me encanta leer… Es una de las actividades que más lamento dejar por el ritmo de vida actual. Como dice un querido amigo mío: «Me paso el día leyendo email, manuales, trainings, informes…. Casi no me quedan fuerzas para leer más cuando llego a casa.» A mi me pasa eso. He dejado de leer, porque por la noche estoy rendido. Pero mi consuelo es que he dejado de leer… novelas. Porque sigo leyendo mucho. Blogs, sitios web, artículos, periódicos… Lo que no suelo leer a menudo son libros. Como cuando era pequeño y me leía los libros que me fascinaban de una sentada.
Afortunadamente, Inspiritismo es un libro ligero. Me lo he leído entre dos tramos, viajes de AVE la primera vez y en la playa la segunda parte. Y la verdad es que engancha… La autora lo narra en un estilo mezcla de tutorial y reportaje. Parece que dice: «Mira, la vida es esto. No te la compliques más». Y, para apoyarlo, nos lanza miles de anécdotas y de historias de personajes históricos y famosos para reforzar su mensaje de optimismo y de positividad ante la vida.
Diana enfoca su libro en torno a la actitud, imprescindible para enfocar el ritmo laboral (y personal) y resolver los problemas.
Tener conocimientos suma. Tener actitud multiplica.
Tras una presentación que es toda una declaración de intenciones del libro (Una de mis palabras favoritas es susurro, y me gusta porque susurras mientras la pronuncias y no la puedes decir gritando), el libro se desarrolla en torno las actitudes de grandes personajes de la historia. Einstein, Churchill, La Celestina e incluso El Corto Maltés sirven de escenario para que, mediante anécdotas de sus vidas, poco a poco vayamos sumergiéndonos en las ideas de la autora.
No voy a contar más del interior (compraos el libro, como casi he hecho yo!), pero sí voy a indicaros que me he identificado mucho con él. Leyéndolo me he sentido como cuando tienes una conversación de horas con alguien que no deja de aportar, y coincides en algunas ideas, reconoces la validez de otras aunque no estés de acuerdo y sobre, todo cuando ha terminado y vuelves a casa, tu pensamiento es feliz y sereno. Y, mientras suena Extremoduro en los auriculares, piensas: «Joer, qué bien me lo he pasado».
Y para finalizar mi reseña, voy a permitirme añadir una cita que no me hubiera sorprendido ver en el libro:
«Abandonadlo todo. (…) Abandonad si hace falta una vida cómoda, aquello que os presentan como una situación con porvenir. Lanzaos a los caminos.»
André Breton, Los pasos perdidos